Supongamos dos sistemas (A y B) que se mueven alejándose uno con relación al otro a 0,4c. Desde el sistema A (que podríamos ser nosotros, la Tierra) lanzamos una nave en dirección a B a una velocidad de 0,2c. El esquema podría ser el mostrado en la siguiente figura:

Ahora supongamos que la nave cambia de movimiento y acelera hasta alcanzar la velocidad de 0,3c con relación al sistema A. Desde A según la Teoría de la Relatividad Especial (TRE) advertirán que la nave ha alterado sus medidas y ahora es más corta. Sin embargo, la nave habrá disminuido su velocidad con relación al sistema B que ahora será de 0,1c, por lo que desde B dirán que la nave ha aumentado su longitud y es ahora más larga.En este ejemplo queda claro que la supuesta alteración de las medidas de la nave se trata de un efecto de observación. Desde A ven como la nave se encoge y desde B ven como la nave se alarga. ¿Cuál es el hecho cierto, la nave se encoge o se alarga? Porque lo cierto es que los dos supuestos son incompatibles, o la nave se encoge o la nave se alarga, pero ambas cosas son incompatibles con una realidad univoca.

Insistiendo, desde que la nave partió del sistema A, desde B han observado cómo la nave iba alargándose al tiempo que desde el sistema A veían cómo la misma nave iba encogiéndose. ¿Cuál es pues la realidad? ¿La nave se encoge o se alarga? La TRE configura tantas realidades como observadores existan lo que demuestra que es un hecho subjetivo, un efecto de observación.

Lo mismo podríamos decir con relación al tiempo. Desde un sistema (A), con ese cambio de velocidad, dirán que el tiempo se habrá ralentizado en la nave, mientras que desde el otro sistema dirán que el tiempo se ha acelerado.

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